Estas fotos de flores del fotógrafo y escritor Francisco Pinzón Bedoya son una celebración de la naturaleza, los colores y la sensibilidad. Si eres amante de la belleza, entonces estoy segura de que vas a amar este viaje por algunas de las flores que crecen en todo el territorio colombiano.
En Gente Curiosa, hablamos con Francisco Pinzón Bedoya, y esto fue lo que nos contó sobre su relación con la fotografía y la belleza.
Breve reseña del artista:
Nací al norte del Tolima. Cuando era muy niño fui desplazado por la violencia, y huimos a hasta donde nos llevó el Expreso del Sol que galopaba de Bogotá a Santa Marta, con cinco hermanos, papá, mamá, y seis maletas. Allí me hice Caribe, gracias al amor de esa gente bella y su tierra acogedora, por eso llevo el mar en mi sangre y en mi mirada. Luego, el sueño de ser Ingeniero se logró con honores en Bucaramanga, he ejercido durante más de 40 años, más que todo en esta Antioquia que me recibió llena de amor, en donde he echado raíces. Soy el resultado de una búsqueda de ser en letras y en pétalos, como expresión de mi sensibilidad profunda, además de padre, esposo y buen amigo de muy pocos. Amante especial de la música clásica, de la salsa, del son, del vallenato clásico, del ron y el whisky.
Fotos de flores de Francisco Pinzón Bedoya
A la fotografía llegué por curiosidad, desde cuando era analógica, e incluso tenía mi propio cuarto oscuro de revelado a blanco y negro, porque siempre me ha seducido decir algo con la imagen.
Así han transcurrido más de 40 años, siendo autodidacta en todo.
Dado que la fotografía es en sí misma un lenguaje, con ella se puede expresar lo que el fotógrafo quiera, desde despertar pasiones, hasta hacer homenajes u ofrendas a quien se lo proponga.
La fotografía es además una expresión de arte, sin el cual el hombre no sería la criatura que es. En términos románticos, sirve para acariciar el alma y ello, ya genera grandes ventajas a quien la sepa cultivar.
La fotografía tiene la gran fuerza de que puede “congelar el tiempo” y dejar en imágenes los recuerdos y las emociones, por esa fuerza que tiene la vista como sentido mayúsculo del ser humano: ¿quién no se ha conmocionado viendo los álbumes de fotos de mamá?
Mis fotografías no son de cualquier tipo de flores. Son aquellas que están en mi cotidianidad y la de muchos de los seres cercanos a mí, pero que -precisamente por ser eso- no nos detenemos a mirarlas, a admirarlas, a darles su valor estético, a sentir en su fragilidad la presencia de natura o de quien creamos que nos creó, de reconocer en su arquitectura una obra maestra.
Quiero crear conciencia de la belleza que nos rodea, de lo que nos lleva a ser uno con Pachamama, a ser uno con nuestras raíces.
Quiero generar simpatía hacia disfrutar de esas pequeñas maravillas que nos rodean, porque de eso se trata la vida misma.
La fotografía es una representación de la luz que se refleja en un, o en un(os) objeto(s) simple(s) o compuesto(s), más la forma en que una cámara la captura. Por tanto, podríamos afirmar que representa lo que nos entrega la luz reflejada, sin entrar en discusiones filosóficas de qué es la realidad. Por ello, como es la representación de algo tiene el sello de quien la toma y de quien la mira, y ésa es –para cada uno- su realidad.
La fotografía me ha regalado tantas alegrías y hasta alguna vez un premio, pero es más un alimento para el alma y para una paz interior.
Entre las cosas más importantes que me ha dejado la fotografía, puedo destacar un cúmulo de recuerdos de todas las épocas de mi familia. Me ha permitido volver a vivir momentos de la vida como viajes y ocasiones especiales, y esto es sublime.
El fotógrafo en la actualidad es un reportero del paso de la vida, aunque ese no sea su propósito. Crea belleza a partir de lo que vemos y a veces, es la conciencia de la sociedad.
No sé si todo aquel que toma una foto se pueda llamar fotógrafo, entiendo más la palabra como referida a aquel para el cual es su vida o su oficio. Los fotógrafos son los testigos de la vida en sus más disímiles condiciones, y por eso pueden llegar a tener tan alto impacto en nosotros, y esa es su responsabilidad.
La fotografía y la poesía se relacionan en que ambas son disciplinas que buscan la belleza, la una en imágenes y la otra a través del lenguaje.
La fotografía y la poesía no son antagónicas sino complementarias. Hay imágenes que desde que se ven, llevan el alma al éxtasis y uno a veces no sabe por qué, y hay poemas que logran lo mismo.
Yo me muevo en ambos campos y con ello logro sublimar en una lo que no puedo en la otra. Es motivante y reconfortante la mezcla.
Como ves, las fotos de flores de Francisco Pinzón Bedoya son un mundo de colores por descubrir. En el alma del artista, el mundo se ve como una mezcla de imágenes y versos que configuran una realidad fascinante.
Si te gustó lo que viste, te invito a que sigas al artista en sus redes sociales.
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Instagram: Francisco Pinzón Bedoya
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